Alcobendas: una ciudad desamparada entre promesas vacías y abandono político
Alcobendas vive una crisis de seguridad que se arrastra desde hace años. La herencia del PSOE y la inacción del PP, con Carlos Rodrigo al frente de la seguridad, mantienen la ciudad sin policías suficientes, mientras muchos agentes se marchan en comisión de servicio. ¿Por qué nadie quiere venir a Alcobendas? La respuesta incomoda... pero es urgente.
13/05/2025
Alcobendas: la ciudad desprotegida por la inacción política
La inseguridad que sufre Alcobendas no es fruto del azar. No. Es la consecuencia directa de años—demasiados—de dejadez, de promesas incumplidas y de una cadena de decisiones políticas equivocadas. O peor aún: de la absoluta falta de decisiones.
Y no hablamos solo del pasado, aunque pesa. Durante el mandato de Rafael Sánchez Acera (PSOE), el concejal de Seguridad, Aitor Retolaza—que más tarde se sentaría en la silla de alcalde—optó por mirar hacia otro lado. La Policía Local se desangraba. Se vaciaba de efectivos. Nadie movía un dedo. Ni plan, ni estrategia. Solo recortes, desinterés y una preocupante indiferencia.
Y claro, uno pensaría que con el cambio de gobierno llegaría el cambio de rumbo. Pero no. Bajo el Partido Popular, con Rocío García Alcántara al frente y Carlos Rodrigo como concejal de Seguridad, la situación no ha mejorado. Ha ido a peor.
Más de 40 plazas siguen vacías. Las patrullas apenas cubren lo mínimo. El Grupo PUMA, que debería estar centrado en intervenciones especiales y de respuesta rápida, se ve obligado a patrullar de forma ordinaria junto a otras unidades, porque no hay efectivos suficientes. Esto no es eficiencia, es parches y resignación.
Es cierto que de vez en cuando se toman medidas puntuales. Hace apenas unos días, por ejemplo, se clausuró temporalmente un local de ocio nocturno. ¿Y luego qué? Nada. Porque sin recursos, sin plantilla, sin planificación sostenida, estas acciones se quedan en gestos aislados que duran lo que dura un titular. No hay continuidad, sólo un cálculo táctico y torticero, para mantener cierta tensión informativa y de esta manera vender que están haciendo algo, cuando la realidad es otra muy distinta. No hay músculo para mantener el control de forma permanente. Y mientras tanto, los problemas vuelven a aparecer... una y otra vez.
Y por si fuera poco, cada vez son más los agentes que se marchan en comisión de servicio a otros municipios. ¿Por qué Alcobendas no consigue retener a sus policías? ¿Qué condiciones encuentran fuera que aquí no tienen? ¿Qué ambiente, qué liderazgo o qué rumbo está fallando?
Para una vez que desde la oposición se plantea una moción centrada en los problemas reales de los ciudadanos—un plan urgente para reforzar la plantilla policial—el equipo de gobierno del PP decide rechazarla. Ni diálogo, ni enmiendas, ni voluntad. Solo un portazo.
Parece que su estrategia es cruzarse de brazos y esperar a que las oposiciones solucionen el caos. Como si el tiempo y la suerte fueran una política pública aceptable.
Y mientras tanto, el calendario sigue avanzando. En unas semanas llegan las Fiestas de San Isidro. Diez días de conciertos, aglomeraciones y bullicio en las calles. ¿Y con qué efectivos se va a garantizar la seguridad? ¿Con deseos? ¿Con voluntarismo? Porque de efectivos, vamos muy justos. Y eso lo sabe todo el mundo.
La respuesta de Carlos Rodrigo y su equipo es la de siempre: confiar en que “todo salga bien”. Mientras tanto, los vecinos se quedan solos. Sin patrullas. Sin respaldo. Sin garantías.
Sí, es fácil culpar al pasado. Ya lo hemos oído demasiadas veces. Pero hoy, los responsables tienen nombres y apellidos. Rocío García Alcántara y Carlos Rodrigo no pueden seguir escondiéndose. Son ellos quienes deben dar respuestas. Son ellos quienes deben actuar. Y hasta ahora, lo único que han hecho es permitir que Alcobendas se hunda en una sensación constante de desprotección.
Porque esto no es un accidente. Esto es una negligencia sistemática.
¿Qué se necesita? Lo primero: cubrir de inmediato las plazas vacantes, no sólo suplir las jubilaciones. Lo segundo: implementar incentivos reales para que los agentes quieran quedarse en Alcobendas. Lo tercero: Incrementar la inversión en medios materiales que permitan desempeñar sus funciones de una manera óptima, de seguridad y efectividad. Y lo cuarto: dejar de improvisar y empezar a trabajar con una estrategia seria, sostenida y a largo plazo.
Sin excusas. Sin más tiempo perdido. La seguridad de los vecinos no puede seguir dependiendo de la suerte ni de gestos aislados.
Jesús Ulloa
Presidente de Alcobendas Sin Más