Cuando la política de partidos se desvanece y Alcobendas se degrada

Iniciativas vacías buscando aprobación mediática pero sin beneficio al ciudadano.

18/10/2025

Durante meses, los ciudadanos hemos sido testigos del palpable deterioro de nuestra ciudad mientras la oposición política permanecía en un silencio inexplicable. Hoy, de súbito, parecen despertar, pero la triste realidad es que la lógica de los partidos no sirve para la gestión municipal. Alcobendas clama por algo radicalmente distinto: acción contundente, compromiso genuino y una gestión cívica que emane directamente del vecindario.

El declive de Alcobendas ha sido evidente a lo largo de estos últimos meses. El centro se ahoga bajo las pintadas, las aceras acumulan suciedad persistente, los parques lucen abandonados, el mobiliario urbano yace roto y, lo más preocupante, una sensación creciente de inseguridad se apodera de nuestros mayores. Sin embargo, en el momento en que los vecinos alzamos la voz, en que alertamos sobre este abandono, la respuesta de la oposición fue el mutismo. No hubo una sola moción relevante, ni una iniciativa de peso, ni un atisbo de responsabilidad real.

Hoy, la escena ha cambiado de golpe. PSOE, Más Madrid, Vox, Alcobendas Futuro y otros colectivos emergen con un activismo frenético, lanzando críticas, subiendo vídeos y persiguiendo titulares. Pero un simple vistazo al calendario electoral basta para entender el cinismo de este despertar tardío. Su participación solo se materializa cuando el rédito político es claro, ya sea para desgastar al gobierno de turno con ruido mediático o ante la inminente convocatoria electoral. Esto desnuda una verdad incómoda: para la clase política, la ciudad y sus habitantes son secundarios. Sus estrategias se rigen por la lógica partidista, por la ambición de aparecer en listas autonómicas o nacionales, y no por las urgentes necesidades de quienes residimos aquí.

Los plenos municipales de los últimos años han sido el escaparate perfecto de esta profunda desconexión. Hemos visto desfilar mociones de lo más variopinto: desde proyectos con una carga simbólica, como la restauración del mural de los Abogados de Atocha con la correspondiente placa, hasta propuestas que bordean lo extravagante, tales como bibliotecas especializadas en música, planes de climatización para centros escolares, la instalación de pictogramas tecnológicos en parques infantiles para una inclusión total, o incluso la insólita idea de construir estanques recreativos en áreas protegidas y fuera de la jurisdicción municipal.

El denominador común de todas estas iniciativas es que suenan bien en abstracto, generan repercusión mediática y, a menudo, son aprobadas por unanimidad, pero nunca, jamás, mejoran la vida cotidiana ni resuelven los problemas reales que enfrentamos. Mientras la ciudad se degrada con suciedad, pintadas y una falta crónica de mantenimiento, la oposición prefiere gastar el tiempo en debates que parecen diseñados para las redes sociales más que para la gestión efectiva de Alcobendas. Incluso aquellos que mantienen un asiento en el ayuntamiento sin asumir ninguna responsabilidad visible se han convertido en la metáfora de esta desidia: sillones ocupados, pero desprovistos de acción. La conclusión es ineludible: un consistorio no necesita facciones políticas, sino personas comprometidas con la administración y el servicio público, cuya prioridad absoluta sea dar respuesta a las demandas diarias de sus vecinos.

Alcobendas requiere vecinos activos, personas independientes y responsables que no se sometan a las consignas de un partido ni a la tiranía del calendario electoral, sino a la realidad palpable de sus barrios. Hacen falta quienes se dediquen a limpiar, a reparar parques, a restaurar la seguridad y a asegurar el funcionamiento impecable de los servicios esenciales. La política de las mociones de escaparate y los discursos huecos ha demostrado su inutilidad. Lo que urge es la acción inmediata, el compromiso inquebrantable y resultados que se puedan tocar. La pregunta original sigue siendo válida y dolorosamente certera: ¿dónde estaba la oposición cuando la ciudad se hundía? La respuesta es obvia: sus intereses políticos siempre han prevalecido sobre Alcobendas.

No obstante, existe una luz de esperanza. El cambio llegará cuando los vecinos tomemos la iniciativa, cuando dejemos de esperar que los partidos actúen por nosotros. Solo así recuperaremos el orgullo y la dignidad de nuestra ciudad. Alcobendas merece mucho más que meros titulares, que ideas peregrinas o que mociones de valor puramente simbólico. Merece un compromiso auténtico, una gestión de probada eficacia y una acción constante. Y esto es algo que construiremos desde lo local, desde una independencia total, desde la responsabilidad que asumimos como vecinos. Porque Alcobendas no pertenece a ningún partido, sino a su gente. Y cuando la ciudadanía decide actuar, nada ni nadie es capaz de detener la transformación. Es el momento de volver a poner el foco en lo que verdaderamente importa: nuestra ciudad.

Jesús Ulloa
Presidente de Alcobendas Sin Más

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