La Solana de Valdebebas: El atropello que el Ayuntamiento de Alcobendas oculta
El Ayuntamiento de Alcobendas, con la complicidad de la Comunidad de Madrid y el Consistorio de la capital, ha decidido vender a sus vecinos al mejor postor. Se ha aprobado la construcción de más de 1.000 viviendas en La Solana de Valdebebas, en suelo de Madrid, pero con todo su impacto descargando sobre Alcobendas y, en especial, sobre La Moraleja.
08/03/2025
En un nuevo episodio de desidia institucional, el Ayuntamiento de Alcobendas, con la complicidad de la Comunidad de Madrid y el Consistorio de la capital, ha permitido que el desarrollo urbanístico de La Solana se convierta en una sentencia de muerte para la calidad de vida en La Moraleja. Una promoción de viviendas de lujo en suelo de Madrid, pero con su salida natural y todo su impacto vial descargado sobre Alcobendas. Y mientras tanto, nuestro Ayuntamiento, en vez de defender a sus vecinos, actúa como el fiel criado de los intereses ajenos, entregando nuestra ciudad en bandeja a los especuladores.
El silencio de la Entidad de Conservación de La Moraleja es otro escándalo en sí mismo. Su directiva, con claros intereses en la operación, no se explica de otra manera, ha evitado por todos los medios informar a los vecinos de la catástrofe que se avecina. No han movido un dedo para frenar el desastre, como sí lo hizo en su día la anterior Junta de la Entidad, encabezada por Cristina, con la Carrascosa, que luchando a brazo partido por evitar una urbanización mal planificada, logró reducir la afectación. Hoy, lo que tenemos es un grupo de gestores que han optado por mirar hacia otro lado o, peor aún, aprovechar la ocasión para hacer negocio a costa del bienestar de los residentes. Se han convertido en cómplices de un saqueo urbanístico que arrasará con el entorno y congestionará aún más nuestras calles.
La Asociación de Propietarios de La Moraleja ha sido la única que ha dado la cara y ha plantado batalla. Sin apenas recursos, pero con una voluntad inquebrantable, han levantado la voz contra esta atrocidad, mientras el Ayuntamiento de Alcobendas y la Entidad de Conservación se dedican a tapar el sol con un dedo, encargando un informe de tráfico a una consultora de San Blas que nadie en el sector conoce. Un informe, por cierto, que en su primera versión ni siquiera incluía el impacto de La Solana. ¿Casualidad? No lo parece. ¿Incompetencia o corrupción? Que cada cual saque sus conclusiones.
Pero aquí no termina la traición. Mientras nos venden la idea de que todo está controlado, ya hay planes para seguir arrasando con nuestro entorno. Se planea construir 70 apartamentos de Senior Living en Camino Sur este mismo año, y el polígono detrás del Pony Club está en el punto de mira para futuras recalificaciones. La actual Junta de Conservación, en lugar de proteger nuestra urbanización, parece más preocupada por facilitar estas operaciones inmobiliarias que solo beneficiarán a unos pocos a costa del deterioro generalizado de La Moraleja.
Y la oposición, ¿dónde está? Brilla por su ausencia, en un ejercicio de cobardía política que ya no sorprende a nadie. Todos callan, todos otorgan. Es el precio de pertenecer a un sistema podrido hasta la médula. Nos encontramos solos, pero no indefensos.
Alcobendas Sin Más no puede ni quiere callarse ante este atropello. Apoyamos y colaboramos con la Asociación de Propietarios de La Moraleja en la denuncia de este escándalo, porque entendemos que sin La Moraleja, Alcobendas perdería su esencia y se convertiría en una ciudad más, sin atractivo ni identidad, como tantas otras en la periferia de Madrid. No lo vamos a permitir. No mientras nos quede aliento para denunciar y luchar por nuestra ciudad, por nuestros barrios y por nuestros vecinos.
La Asociación de Propietarios de la Moraleja hace un llamamiento a todos los residentes de La Moraleja para movilizarse, organizarse. No podemos permitir que nos sigan pisoteando. Es hora de actuar, de tomar las riendas de nuestro futuro y de demostrar que esta urbanización no está en venta.
Esto no ha hecho más que empezar. Y vamos con todo.
Jesús Ulloa